
a conducta acumuladora está presente también en otros trastornos como es el síndrome de Diógenes. Estos trastornos de la conducta por acumulación de objetos o animales (S.N.), se caracterizan porque esos objetos pueden o no tener valor económico y por hay una incapacidad para desprenderse de ellos, cuando son objetos inútiles o que ocupan mucho espacio o, en el caso de animales, cuando la población de ellos es tan grande que existe una incapacidad de atenderlos de forma adecuada .
Desgraciadamente, esta enfermedad mental tiene una doble problemática, las consecuencias en la salud de la persona que padece dicha enfermedad y la calidad de vida de decenas de animales que se ven implicados. No solo es la mera acumulación de animales si no que, además, generalmente, hay una incapacidad de la persona para ofrecer los cuidados necesarios para todos ellos y como consecuencia fundamental derivada, sufren numerosas patologías.
Para Rodríguez Lozano y colaboradores el SN se definiría como “un trastorno de conducta que acumula animales domésticos, principalmente perros y gatos, en el domicilio propio junto con el intento obsesivo de mantener e incrementar su número, acompañado del fracaso de mantener el mínimo cuidado de los mismos y de la nula conciencia de la anomalía de esta conducta y de las consecuencias para los animales (desnutrición, enfermedad y muerte); comparte con el Diógenes el aislamiento social, el rechazo de la ayuda externa y la hostilidad ante esta ayuda” .
En Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales / (Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders) el DMS 5, en su actualización de 2013, por primera vez incluía el síndrome de acumulación como un desorden psiquiátrico, siendo uno de los criterios diagnósticos la presencia de angustia ante la idea de desprenderse de los objetos acumulados Para poder calificar o diagnosticar como “Síndrome de Noé”, deben existir tres condiciones necesarias, no solo consiste en acaparar un gran número de animales de forma desmesurada en un espacio relativamente reducido, es necesario que la persona que la padece sea incapaz de mantener cubiertas las necesidades básicas de esos animales, tanto higiénico sanitarias como nutricionales, así como la negación del problema. Las personas que padecen la enfermedad niegan que tengan un problema, lo intentan minimizar o incluso evitan hablar del tema, siendo la negación un mecanismo de defensa que reduce el nivel de ansiedad (autoengaño), lo que favorece el mantenimiento de la conducta.